El independentismo o neofeudalismo es una corriente política de diferentes doctrinas y planteamientos ideológicos de carácter reaccionario, cuya finalidad es la independencia de un territorio respecto del Estado o Estados en el que reside. Es un factor claramente negativo, pues sus rasgos se definen por oposición a los de los otros. Es un concepto de identidad cerrado, que rechaza o niega cualquier elemento de información, histórico, racional o consistente, que no encaje en su sistema o lo cuestione. La nueva identidad que pretende imponer se moldea mediante un proceso donde de entre todos los rasgos que en primera instancia se poseen, se seleccionan algunos de ellos: son los que sufren las modificaciones necesarias para hacerlos operativos, así se convierten en estereotipos. El proceso de construcción de la identidad se realiza trazando fronteras entre el grupo y el resto, la exageración de las características definitorias tiene como finalidad que dichas fronteras sean sumamente nítidas. Para este logro se utilizan muy diferentes criterios y aplicaciones. De esta manera, pequeñas diferencias en la pronunciación o diferentes dialectos pueden ser suficientes para categorizar a alguien como miembro de una nación diferente a la propia. La identidad es subjetiva, puesto que se basa en rasgos seleccionados y modificados en función de los intereses de quien lleva a cabo el proceso de construcción de la nueva identidad nacional. Es un proceso de suplantación socio-cultural colectiva que generalmente se desarrolla en varias generaciones.
Su diversidad de planteamientos ha derivado en un aglomerado de conceptos e ideas no definidas. Por un lado los autodenominados independentistas de izquierdas defienden la nacionalidad étnica-cultural, en enfrentamiento con las propias tesis del sistema socialista que homogeniza a la población (modelo soviético, chino, etc.). Recordemos que el socialismo soviético supo castigar a sangre y fuego los clamores independentistas de sus minorías étnicas (chechenos, kazajos, ucranianos, etc.). Según afirmaba Marx los obreros son por esencia internacionalistas y los burgueses nacionalistas. También cabe destacar su acercamiento ideológico a la extrema derecha, pudiéndose constatar en mayor o menor medida, sus similitudes con el nazismo (diferenciaciones de raza, lengua o religión; nacionalismo exagerado y reaccionario, etc.). Si en su momento el nacionalsocialismo identificaba al pueblo judío como el blanco de todos sus males, hoy en día el nacionalismo regional hace lo mismo del resto de ciudadanos que no compartimos sus tesis soberanistas (hispanofobia). Nos tachan de españolistas, de fachas, cuando en realidad son ellos los que camuflados en la izquierda demuestran ser fascistas con su sincretismo más radical. Es el insulto barato, cómodo, de quienes demuestran sus carencias históricas, objetivas y argumentales.
A su vez, los denomidados independentistas de derechas (un absurdo monumental creado para enfrentarse al adversario político ante la falta de diferencias entre ambos), beben de las fuentes de la izquierda. Citemos por ejemplo los conceptos que defienden como la unidad e igualdad de los ciudadanos, el sentimiento de "opresión" al que ellos consideran su pueblo por parte del Estado. Existen numerosísimos casos documentados en que la burguesía se aliaba a cualquier bando con tal de mantener el poder económico. Tomo el caso de la traición del PNV a la causa republicana en la guerra civil española. Si bien en un principio se alió a ésta, aunque también dudó si apoyar el golpe, luego acabó rindiéndose unilateralmente y entregando Bilbao y su industria armamentística intacta al bando nacional. De hecho muchos batallones de gudaris (soldados vascos) se pasaron a engrosar las filas franquistas (se habla de unos 10.000). Esto demuestra que a fin y cuentas, la burguesía está dispuesta a negociar con todos a fin de no perder su propiedad privada y su capital. Eso explica que el objetivo real del independentismo de derechas, es acaparar los sistemas de producción junto con el poder político-económico de la nueva nación. Es decir, engañar a la base de la ciudadanía con que el Estado los oprime y los margina, para que luego ellos enmascarados ostenten el poder y explotar a las masas más cómodamente, sin intermediarios.
Su diversidad de planteamientos ha derivado en un aglomerado de conceptos e ideas no definidas. Por un lado los autodenominados independentistas de izquierdas defienden la nacionalidad étnica-cultural, en enfrentamiento con las propias tesis del sistema socialista que homogeniza a la población (modelo soviético, chino, etc.). Recordemos que el socialismo soviético supo castigar a sangre y fuego los clamores independentistas de sus minorías étnicas (chechenos, kazajos, ucranianos, etc.). Según afirmaba Marx los obreros son por esencia internacionalistas y los burgueses nacionalistas. También cabe destacar su acercamiento ideológico a la extrema derecha, pudiéndose constatar en mayor o menor medida, sus
A su vez, los denomidados independentistas de derechas (un absurdo monumental creado para enfrentarse al adversario político ante la falta de diferencias entre ambos), beben de las fuentes de la izquierda. Citemos por ejemplo los conceptos que defienden como la unidad e igualdad de los ciudadanos, el sentimiento de "opresión" al que ellos consideran su pueblo por parte del Estado. Existen numerosísimos casos documentados en que la burguesía se aliaba a cualquier bando con tal de mantener el poder económico. Tomo el caso de la traición del PNV a la causa republicana en la guerra civil española. Si bien en un principio se alió a ésta, aunque también dudó si apoyar el golpe, luego acabó rindiéndose unilateralmente y entregando Bilbao y su industria armamentística intacta al bando nacional. De hecho muchos batallones de gudaris (soldados vascos) se pasaron a engrosar las filas franquistas (se habla de unos 10.000). Esto demuestra que a fin y cuentas, la burguesía está dispuesta a negociar con todos a fin de no perder su propiedad privada y su capital. Eso explica que el objetivo real del independentismo de derechas, es acaparar los sistemas de producción junto con el poder político-económico de la nueva nación. Es decir, engañar a la base de la ciudadanía con que el Estado los oprime y los margina, para que luego ellos enmascarados ostenten el poder y explotar a las masas más cómodamente, sin intermediarios.
Esto esta camino de renovar las antiguas Taifas, como no salgan otros Reyes Católicos, a este país, que se llamaba España, no lo conoce, ni el tío Paco cuando resucite.